El desafío “Antártico – Remando en Solitario” por fin ha comenzado. El explorador y aventurero Antonio de la Rosa comenzó la primera etapa de un periplo de tres que le llevará de la Patagonia a la Antártida y de ahí a la isla de Georgia del Sur. Un reto de más de 3.000 kilómetros sobre las gélidas aguas del Antártico.
Lejos quedan los tiempos de las ambiciosas expediciones, de románticos aventureros que querían ser los primeros occidentales en llegar a donde nadie de su entorno había llegado. Hoy en día todavía quedan parajes ajenos al mundanal ruido de lo que se conoce como mundo civilizado, y todavía quedan retos imposibles que el ser humano quiere cumplir.
Un ejemplo lo encontramos en esta expedición, gestada durante largo tiempo y puesta en suspenso durante más de un año a causa de la pandemia del coronavirus. Pero finalmente, en los albores de 2023, “Antártico – Remando en Solitario” arrancó en la Patagonia. Concretamente, en el punto más austral de Chile, Cabo de Hornos.
Desde allí, el aventurero y explorador vallisoletano Antonio de la Rosa, a bordo de su remero “Ocean Defender”, recorrerá los mil kilómetros que le separan de la Antártida, a través del Mar de Hoces, también conocido como Paso Drake, desde donde emprenderá una travesía del doble de distancia, a vela, emulando el agónico viaje de Ernest Shackleton.
Hace más de un siglo, y tras fracasar su Expedición Imperial Trans-Antártica luego de perder su buque, el “Endurance”, en el hielo polar, Shackleton y cinco compañeros a bordo del “James Caird”, el más salvable de los tres botes salvavidas supervivientes, completaron una de las más grandes hazañas que los mares han conocido. Su misión era llegar a la isla de Georgia del Sur para encontrar ayuda y poder volver a por el resto de su tripulación.

La Expedición Imperial Trans-Antártica: de la pérdida del Endurance al rescate final
Lo lograron, y Antonio de la Rosa se ha propuesto repetir esa odisea como la segunda etapa de su desafío. Partirá de la Península Antártica rumbo a la Isla Elefante, a la que llegó la tripulación del “Endurance” tras una penosa marcha sobre el hielo con los tres botes salvavidas del buque, y desde allí continuar hasta el destino final de la hazaña de Shackleton y sus compañeros, Georgia del Sur.
Pero ahí no termina el reto de Antonio. Una vez en tierra firme, recorrerá los últimos 50 kilómetros a pie y en trineo, hasta llegar a la estación ballenera de Husvik. En total, más de 3.000 kilómetros sin escalas, más allá de la obligada para alzar el mástil de su embarcación, y también para continuar su travesía a pie. En conjunto, es algo que, hasta la fecha, nadie ha hecho.
Nuestro aventurero quiere ser el primero que lo logre, y comenzó su andadura el primer fin de semana de enero, cuando aprovechando una pequeña ventana de buen tiempo que el imprevisible verano austral le había brindado, se echó al mar para empezar a remar a bordo del “Ocean Defender”.
¿Cuánto le llevará alcanzar la Isla Elefante? Es imposible saberlo. Sus primeros días fueron un suplicio de mar picada y fuertes vientos de 30 nudos, con rachas de hasta 40. Para ponerlo en perspectiva, eso son entre 50 y 70 km/h. Y pueden, y suelen, ir a más. Eso, cuando lo único que te puede propulsar para mantenerte en el rumbo eres tú, a base de paladas, es muy duro.
Pero Antonio de la Rosa se enfrenta no solo al embravecido Mar de Hoces, sino también a la soledad y al agotamiento. Dormir en alta mar, en una embarcación tan menuda, de apenas siete metros de eslora, no es sencillo. Y no hay que olvidar que los primeros mil kilómetros los hará a remo. Este desafío es contra la naturaleza, contra el mar, el frío, el viento, y también contra uno mismo.

Ruta prevista del desafío “Antártico – Remando en Solitario”