El pasado sábado 13 de febrero, el bombero español metido a navegante, Didac Costa, completó su segunda Vendée Globe, la regata más extrema; se trata de una vuelta al mundo sin escalas ni asistencia y en solitario. Ejemplo de inspiración y estilo, Costa, lo ha logrado además sin el apoyo de grandes capitales, sin poder entrenar ni preparar el reto convenientemente, y compaginando -en un casi imposible encaje de bolillos- este con su trabajo de bombero en Barcelona.
El catalán, que ha cumplido 40 durante la travesía, ha tardado algo más de tres meses (97 días, 6 horas, 27 minutos y 3 segundos) en completar el recorrido, consiguiendo entrar en vigésimo lugar. En esta segunda ocasión se ha mostrado mucho más competitivo que la primera vez, cuando pagó su calidad de novato y en ningún momento estuvo a la altura del pelotón principal.
Didac, que según asegura, se deja la hacienda en cada competición, ha navegado además en un velero, el One Planet One Ocean, con más de 20 años de antigüedad. Se trata de un viejo Kingfisher que perteneció a Ellen Mc Arthur, la subcampeona hace dos décadas. A pesar de tratarse de una nave muy veterana, Costa ha conseguido hacer un papel más que digno, y subsanar todas las averías que han ido saliendo. La carencia de medios la ha solventado el catalán a base de fuerza de voluntad, ingenio e inspiración, gracias a lo cual se ha convertido el primer español en completar dos veces la regata más salvaje que existe. Una leyenda.