A lo largo de su carrera como conquistador, Alejandro Magno construyó decenas de ciudades, muchas de las cuales llevaban su nombre. Dejaba en ellas, como nuevos pobladores, a veteranos de sus tropas con sus familias y a partidarios suyos de los lugares que conquistaba; era su manera de controlar el nuevo territorio adquirido y de licenciar a aquellos hombres demasiado viejos o tullidos que ya no podían seguir combatiendo. Algunas de estas ciudades son conocidas y excavadas por arqueólogos hoy en día; mientras que otras se han perdido y su ubicación es hoy un misterio. Perdidas se consideran, por ejemplo, las situaciones de Alejandría Bucéfala, Alejandría Nicea y Alejandría Peritas; las ciudades que fundó tras su última gran victoria, que marcó el fin de sus conquistas y donde murió su caballo Bucéfalo.
De todas las campañas protagonizadas por el capitán macedonio, la más insólita fue sin duda la que llevó a cabo en India -el actual Punjab (Pakistán)-; dividida entonces en una serie de reinos que cobijaban una civilización situada al borde del mundo conocido por los clásicos. En estas regiones combatió a Poro, rey de Paura y de los pauravas, que le atacó al frente de un ejército cuya vanguardia la formaban carros y elefantes. El choque, conocido como Batalla del Hidaspes y que se llevó a cabo en el 326 a.C., fue probablemente la más dura batalla de todas a cuantas se enfrentó el ejército de Alejandro. Culminó, asimismo, la primera exitosa invasión de Asia por un ejército occidental y puso el basamento de lo que después sería la más importante ruta comercial de la historia: La Ruta de la Seda.
En este episodio final de la vida de Bucéfalo -pues allí murió el caballo del Rey- y de las conquistas de Alejandro se crearon poblaciones como las Alejandrías citadas, cuya población era, al menos en parte, europea. Alejandro estableció de facto y por decreto poblaciones asiáticas con la vista puesta en Europa. Algunas de estas urbes durarían siglos, lo mismo que los Estados que se crearon tras la desintegración del Imperio Helenístico, como los reinos greco bactrianos, y los llamados indo griegos, que sucedieron a los primeros tras las invasiones de los escitas saca.
La Sociedad Geográfica Española publicó el 10 de diciembre de 2021, las conclusiones del estudio llevado a cabo por el escritor y explorador Miguel Gutiérrez-Garitano, sobre los lugares relacionados con la batalla del Hidaspes de 326. a.C. que enfrentó a las tropas de Alejandro Magno, con el rey indígena Poro en lo que hoy es Pakistán.
Entre los lugares motivo del estudio estarían las ciudades helenísticas, hoy desparecidas, de Alejandría Bucéfala -que albergaba la tumba del caballo de Alejandro Magno-, Alejandría Nicea -construida en honor a la victoria sobre los hindúes- y Alejandría Peritas (una urbe que el conquistador erigió según Plutarco en honor a su perro de caza). Dicho estudio, como reconoce Gutiérrez-Garitano es una hipótesis científicamente construida que ha llevado dos años de estudios de las fuentes escritas sobre la batalla -incluyendo diarios y trabajos de estudioso y exploradores que investigaron este enigma histórico con anterioridad-, el recurso a tecnología satélite, el estudio sobre el cambio del curso del río Hidaspes (hoy río Jhelum) y, sobretodo, un recorrido final por el terreno que permitió contrastar las teorías existentes sobre la propia orografía del lugar. Con acopio además de topónimos y testimonios de gente local.
Una hipótesis factible diferente a las anteriores
Son numerosos los sabios y exploradores que a lo largo de las décadas han establecido hipótesis sobre las localizaciones de las ciudades perdidas de Alejandro en el Punjab. Se dividen, en cuanto a la situación que hacen del escenario donde se produjo el choque armado, en dos grupos: 1-Los que sitúan la batalla más al norte, en torno a la Ciudad de Jhelum, apoyada por académicos contemporáneos como Fraser o Hungtingford. 2-Los que la sitúan más al sur, entre las ciudades de Jalalpur Sharif y Mong que tanto el explorador Aurel Stein como el numismático y pionero de la arqueología Alexander Cunningham proponen como Bucéfala y Nicea respectivamente.
Tras un estudio de dichas hipótesis y un reconocimiento del terreno, Miguel Gutiérrez-Garitano pronto se decantó por el área norte, en torno a Jhelum. «De entre las fuentes escritas la única que da datos con distancias y descripciones de lugares es el historiador romano del siglo I d.C., Flavio Arriano -comenta el escritor-. Pero para aplicar las distancias que ofrece es necesario descubrir primero el lugar donde los griegos pusieron su campamento principal en la batalla. LO que sí sabemos es dónde está hoy un lugar que Arriano describe como el «palacio del Rey Sophites», un aliado de Poro cuyo asentamiento tenemos hoy localizado. Y que según el autor del «Anábasis de Alejandro», estaba a tres días de navegación al sur de Alejandría Nicea, que es donde según todas las fuentes se produjo el choque armado. Este dato ya sirve para descartar el escenario sur en torno a Mong y Jalalpur Sharif».
Dos túmulos con topónimos sugerentes
«A partir de aquí -continúa Gutiérrez- había que apostar, en función de lo estudiado y de un recorrido en el terreno, por un lugar como posible campamento griego. Nos llamó la atención un yacimiento ya descrito por Cunningham y Burnes donde además el mercenario francés Auguste Court había saqueado una «columna corintia», (que nosotros creemos que era maurya). Y desde ese lugar, estratégicamente lógico y morfológicamente interesante aplicamos las distancias sugeridas por Arriano. Se trata de una ecuación matemática donde tú despejas la x con un dato y esperas que eso resuelva la operación encajando todas las piezas».
«Lo siguiente era constatar el cambio del río y encontrar en esa franja de distancias restos compatibles con ser los de esas ciudades. Para fijar el área de búsqueda buscábamos también un trazado de caminos medievales usados por peregrinos budistas e hinduístas; porque en un escrito medieval de la secta budista de los bulasarvastivadas, hablaban de dos runías antiguas en la ruta: «Badrasva o la Ciudad del Caballo» y Adirajya o la Ciudad del Primer Reinado». NO es descabellado suponer que se refirieran a Bucéfala y Nicea.
De quedar algún resto de Bucéfala y Nicea pensamos que, murallas aparte, lo más monumental de esas ciudades, serían una tumba macedónica en forma de túmulo de tierra -para Bucéfala- y un gran monumento o túmulo funerario para Nicea. En el primero se habría enterrado al caballo Bucéfalo que murió entonces; y en el segundo las cenizas de aquellos que murieron en la batalla. Descubrimos dos túmulos compatibles con esta descripción en dos lugares: Kot Baseera, que se traduce como «Fortaleza Bazira» y es un nombre pregriego. Y Chak Sikandar, que es en urdu «Cruce de Alejandro». El estudio del cambio del río demuestra además que estos lugares tenían puerto en aquella época, tal y como describían los clásicos.
Propuesta de colaboración
Ambos lugares descubiertos están llenos de cerámicas de época posterior, aunque también se han reportado monedas del Imperio Kushan. Serían cerámicas y restos del siglo IX, época de las peregrinaciones descritas; y demostrarían la presencia de fábricas de cerámicas dedicadas a ofrendas en esta ruta para peregrinos donde los valasarvastivadas situaban también las fundaciones alejandrinas; por ello pensamos que estos grandes monumentos sean en realidad más antiguos y fueran reutilizados en época medieval.
Desde el primer momento los miembros de la Sociedad Geográfica La Exploradora comunicaron al gobierno Pakistaní los hallazgos; pero también los compartieron con Luca Olivieri, Director del ISMEO, que es una entidad italiana dedicada al estudio de Oriente y que tiene varias misiones arqueológicas en Pakistán. La Exploradora ha hecho a Olivieri una oferta de colaboración para llevar a cabo una misión arqueológica y poder excavar estos lugares. «ES la única manera de salir de dudas. Lo que hemos hecho nosotros es elaborar una hipótesis basada en datos científicos. Pero nada se puede demostrar sin excavar. Queda la parte más importante de la exploración en este sentido. Confiamos en poder trabajar en ello bajo el liderazgo del ISMEO». Incluso sin los lugares descubiertos no fueran los sugeridos por esta hipótesis y estuviéramos ante un caso de Serendipia -recalca Gutiérrez-Garitano- los yacimientos parecen de gran valor por su riqueza material y cerámica y será interesante estudiarlos.
La Sociedad Geográfica Española amplia toda la información de esta teoría lanzada por Miguel Gutiérrez-Garitano hace tan solo unos días.
Miguel Gutiérrez-Garitano explica desde el terreno el descubrimiento del túmulo