Por primera vez en la historia, tres alpinistas coronaron la arista sudeste del Annapurna III

Sus nombres son Nikita Balabanov, Mikhail Fomin y Viacheslav Polezhaiko, y tras años de intentos fallidos -40 en concreto-, fallecimientos de alpinistas de gran recorrido y de lucha contra las adversidades climáticas, hace tan solo unas semanas se confirmó que estos tres alpinistas ucranianos conseguían alcanzar la cima de una de las montañas más deseadas. Y por si fuera poco, completaron la ascensión de forma totalmente autónoma, sin la financiación de ningún patrocinador. 

En Annapurna es sin duda una de las cumbres reina del Himalaya. Fue el primer ocho mil que se escaló en la historia del alpinismo. Los ‘héroes’ del momento fueron Maurice Herzog y Louise Lachenal, integrantes y líderes de la expedición francesa que consiguió completar la ascensión. Desde entonces no han sido pocos los que han puesto su vida en juego en la que se considera la montaña más compleja y peligrosa del planeta, junto a Nanga Parbat, y la joya de la corona; el K2. Sin embargo, el Annapurna, en pleno siglo XXI todavía escondía un secreto que todavía nadie había conseguido desvelar.

Más de 40 expediciones desde la primera ascensión, y hasta ahora, tan solo un equipo formado por tres británicos había conseguido alcanzar los 6 500 metros de una montaña cuyo pico se sitúa en en los 7 555 m. Nick Colton, Steve Bell y Tim Leach aseguraron en su día que intentar la ascensión les costaría la vida. Finalmente, se dieron la vuelta para no volver nunca. Con la experiencia de aquellos que ya se habían enfrentado a ella, los tres ucranianos se decidieron hace unas semanas y ahora el Annapurna III sale oficialmente de la corta lista de montañas que nunca han sido escaladas. 

Las claves de una ascensión histórica

Fotografía de la cumbre del Annapurna III

El equipo encabezado por Balabanov usó un estilo basado en la técnica y el minimizar riesgos al máximo. No obstante, siempre fueron conscientes de que le hecho de formar parte de la historia también podría costarles la vida:

“Todo el mundo del alpinismo sabe el reto que es el Annapurna III”, explicaba Fomin. “Todos hemos tenido que decidir. Por alguna razón, esto normalmente me ocurre en mi cumpleaños, cuando todos se han ido a dormir”.

Fomin explicó que su éxito se basó en tres pilares fundamentales: aclimatación, descubrimiento de nuevas rutas y evaluación de aprovisionamientos justos y necesarios para llevar poco peso. Según contaba, ese mismo año pasaron dos noches a 7 000 metros en las vertientes del Annapurna IV, lo cual les otorgó una capacidad de sufrimiento y adaptación al frío y las alturas considerable. En segundo lugar, descubrieron nuevas rutas.

Analizando los intentos fallidos de otros, buscaron alternativas y mejoraron los caminos que les podrían llevar a la cima. En último lugar, optimizaron al milímetro todo lo necesario para que el peso no les lastrase. Eso también acarrea ciertos peligros, ya que en caso de emergencia no tener los recursos necesarios puede signficar la muerte.

En cualquier caso, esta expedición Ucraniana casi sin nombre, ha conseguido por fin lo que cientos de alpinistas han intentado durante casi un siglo. Nunca mejor dicho, para el equipo de Fomin el cielo es el límite.

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