El posible objeto estaría localizadoa más de 20 millones de años luz

Un grupo de científicos de la NASA han anunciado en un artículo de investigación para la revista Nature Astronomy uno de los hallazgos más importantes de los últimos tiempos, con las incertezas que supone un anuncio de este tipo. Por primera vez en la historia estaríamos en capacidad de argumentar con datos reales la existencia de un ‘exoplaneta’ de un tamaño similar a Saturno fuera de nuestra propia galaxia. 

Hablamos de un descubrimiento sin precedentes, ya que hasta ahora todos los planetas que se han descubierto han estado siempre dentro de los límites de nuestra galaxia. Las diferencias a nivel de distancias son abismales. Se calcula que la Vía Láctea tiene una longitud comprendida entre los 100 000 y los 200 000 años luz, mientras que este exoplaneta descubierto en la galaxia ‘Remolino’ estaría presuntamente localizado a una distancia de 28 millones de años luz, convirtiéndolo así en el más lejano jamás detectado.

Render de un planeta orbitando en un sistema binario (foto: NASA/CXC/A.JUBETT)

Un sistema identificado con la tecnología más inverosímil

Para encontrar el M51-ULS-1 la NASA usó el Observatorio Chandra Rayos X. Como su propio nombre indica, este es un observatorio que basa su metodología en el reconocimiento de Rayos X en el universo. Normalmente es usado para detectar supernovas o agujeros negros. En el caso de este posible planeta, la tecnología ha funcionado gracias a que el sistema binario en el que se encuentra desprendía material sobre calentado a raíz del cual se producían unas caídas de brillo que los Rayos X pudieron detectar.

“Estamos tratando de abrir un campo completamente nuevo para encontrar otros planetas mediante la búsqueda de candidatos a planetas en longitudes de onda de rayos X, una estrategia que hace posible descubrirlos en otras galaxias”, contaba en un comunicado Rosanne Di Stefano, directora del estudio.

En el renderizado que adjuntamos vemos gráficamente este sistema binario del que hablamos en el que dos objetos astronómicos orbitan entorno a un centro de masas común (que sería el agujero negro brillante situado en el centro). Este centro de masas desprende el material sobre calentado que forma el disco anaranjado en el que el exoplaneta orbita. Gracias a la tecnología, como hemos dicho, el material sobre calentado expulsado por el centro de masas brilla frente a la exposición de los Rayos X aplicados por el observatorio.

“Sabemos que estamos haciendo un gran descubrimiento, así que esperamos que otros astrónomos estén atentos y miren esta galaxia detenidamente”, explicaba Julia Berndtsson, co-autora del ensayo. “Pensamos que tenemos un argumento fuerte, y así es como funciona la ciencia”.

Por el momento, todo son suposiciones basadas en métodos científicos que podrían cambiar en los próximos años. Y aunque desde la NASA se transmite confianza y seguridad con respecto a los datos recogidos, por el momento sigue sin haber nada sobre seguro. De hecho, según se ha confirmado desde el mismo equipo de científicos, su órbita a día de hoy sigue siendo inexacta y se calcula que hasta dentro de un período aproximado de 70 años no se podrá volver a recoger información. Una buena semana para el mundo de la ciencia con dos hallazgos que nos recuerdan siempre la importancia de mirar más allá, pero también de cuestionar y mantener un sentido crítico.

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