El descubrimiento ha tenido lugar en las islas japonesas de Ogasawara

Los descubrimientos más insólitos suelen ser en un alto grado fruto del duro trabajo por parte de organizaciones científicas y arqueológicas. Pero en ocasiones, las situaciones totalmente fortuitas juegan un papel clave. Ya ocurrió hace unas semanas en Portitxol con el descubrimiento casual de un tesoro romano sin precedentes en la zona. Ahora, es la naturaleza en su máximo esplendor quien reflota una serie de barcos hundidos durante una cruenta batalla que desarrolló en Japón en la Segunda Guerra Mundial.

A diferencia de la erupción que estamos viviendo en La Palma, el volcán Fukutoku-Okanoba es submarino. El movimiento producido en la corteza terrestre ha provocado que estos barcos salgan a la superficie de un islote virgen, creado a raíz de la misma erupción.

En total, se han descubierto una decena de embarcaciones que, según el canal asiático All Nippon News, procederían de una de las batallas más cruentas del conflicto entre USA y Japón; la batalla de Iwo Jima. Las primeras investigaciones hablan de que los restos podrían formar parte de un puerto que la armada de los Estados Unidos estaba construyendo para invasión de Honshu, la isla en donde se hallan algunas de las ciudades más importantes del país como Tokyo, Osaka o Hiroshima. Sin embargo, las autoridades son cautas dado que a día de hoy es imposible realizar una inspección de los restos in situ.

Se calcula que en aquella sangrienta batalla en la que se enfrentaron casi 100 000 soldados estadounidenses a unos 20 000 japoneses, más de 40 000 personas murieron. Tan solo 200 miembros del ‘ejército del sol naciente’ sobrevivieron, mientras que cerca de 75 000 norteamericanos pudieron salvarse.

Veremos qué futuro le depara a estos barcos que ahora mismo reposan sobre la roca expulsada por Fukutoku-Okanoba. A priori, todo parece indicar que no podremos disfrutar de ellos durante mucho tiempo, ya que la erosión provocada por el viento y el agua ha hecho que el islote creado por el volcán haya perdido desde el mes de agosto gran parte de su superficie. 

En cualquier caso, la naturaleza ha sido quien ha mostrado al mundo los restos de aquella trágica batalla, y la naturaleza será quien los devuelva al lugar en donde reposan desde hace más de cinco décadas. 

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